Las intensas y persistentes precipitaciones que azotan el Chaco no dan tregua, dejando a cientos de familias aisladas en los departamentos de Boquerón y Alto Paraguay. La situación, agravada por las lluvias registradas en la madrugada del sábado 29 de marzo de 2025, ha convertido calles en ríos y ha paralizado obras viales clave, como la ruta bioceánica.
En Mariscal J. Félix Estigarribia, la ciudad amaneció prácticamente sumergida. Las calles están inundadas y el agua ha invadido varias viviendas. A pocos kilómetros, la comunidad indígena de Santa Teresita enfrenta una situación similar, con hogares anegados y familias atrapadas. Según los habitantes, las inundaciones en esta zona son cíclicas, ocurriendo cada 15 o 20 años; la última vez fue en 2012. Sin embargo, la magnitud de las lluvias recientes, con causas desbordados y suelos saturados, ha llevado la crisis a un nivel crítico.
Las obras viales, esenciales para la conectividad de la región, también se han visto afectadas. El Consorcio del Pacífico EDB, encargado de un tramo de la ruta bioceánica entre Mariscal Estigarribia y Pozo Hondo, emitió un comunicado instantánea a los usuarios a evitar la zona, ya que las condiciones climáticas han dejado el camino intransitable.
En Alto Paraguay, el panorama no es menos desolador. Las lluvias han cortado caminos vecinales y rutas principales, formando lagunas que aíslan comunidades enteras. La erosión y los derrumbes han complicado aún más el acceso, especialmente en áreas rurales donde los pobladores dependen de estas vías para acceder a salud, educación y alimentos. A esto se suma la crecida del agua de repunte, que avanza desde los montes hacia el río Paraguay, destruyendo a su paso la infraestructura vial.
Un caso destacado ocurrió en Presidente Hayes, donde el presidente Santiago Peña autorizó el uso del helicóptero presidencial para evacuar de urgencia a una adolescente embarazada desde Fortín Caballero hasta Villa Hayes. La joven, en trabajo de parto y con factores de riesgo, no podía ser trasladada por tierra debido a los caminos intransitables. Gracias a la intervención del equipo de salud de la USF Tte. Esteban Martínez y al traslado aéreo, tanto ella como su bebé reciben ahora atención en un centro médico especializado.
Mientras tanto, en las zonas urbanas del Chaco, las autoridades luchan por canalizar el agua y evitar mayores daños a las viviendas, pero las lluvias continuas dificultan estas tareas. En Boquerón, unas 860 familias permanecen aisladas, y en Alto Paraguay, la población vive con incertidumbre, atrapada entre la amenaza del agua y la falta de asistencia. Tras meses de sequía, el contraste con esta emergencia hídrica pone a prueba la resiliencia de los chaqueños, que ahora enfrentan un enemigo opuesto pero igual de implacable.
