En el marco del Día Mundial de la Prevención del Suicidio, la especialista Dalsy Huber participó en una entrevista para concienciar sobre la importancia de identificar y abordar las señales que pueden llevar a una persona a tomar la drástica decisión de acabar con su vida. Durante la conversación, se destacó la relevancia del Septiembre Amarillo, una campaña promovida por la Organización Mundial de la Salud (OMS) con el fin de visibilizar esta problemática a nivel global.
Huber señaló que el suicidio no distingue edad ni condición, afectando tanto a niños, adolescentes como a adultos. “Es una causa de muerte prevenible”, subrayó, explicando que por ello se intensifican los esfuerzos para prevenir y reconocer los signos tempranos en personas vulnerables.
Uno de los puntos más impactantes de la entrevista fue la discusión sobre los mitos alrededor del suicidio, como la creencia de que solo aquellos con problemas mentales diagnosticados llegan a este extremo. «El suicidio es un problema complejo y multifactorial», explicó Huber, indicando que personas sin un diagnóstico previo también pueden estar en riesgo. Por lo tanto, instó a la población a estar atenta a cualquier señal, especialmente en aquellos que atraviesan trastornos como la depresión, la ansiedad o el trastorno de personalidad límite.
Señales de alerta en adolescentes y jóvenes
Huber hizo un llamado especial a prestar atención a las manifestaciones verbales de los jóvenes, señalando que, aunque muchas veces se percibe como algo pasajero, expresiones como «me quiero morir» o «me quiero matar» pueden ser un indicativo de un problema más profundo. “Es un mito pensar que quien lo dice no lo hace”, aclaró, añadiendo que la mayoría de las personas que cometen suicidio previamente dieron señales que no fueron atendidas a tiempo.
Para los padres, Huber recomendó estar atentos a cambios en el comportamiento de los hijos, como el aislamiento social o la pérdida de interés en actividades que antes disfrutaban. «Cuando dejan de salir de la pieza, no interactúan más con sus amigos o abandonan actividades como el fútbol, estas son señales importantes que no deben ser ignoradas», alertó.
Factores multifactoriales y el contexto paraguayo
La especialista también profundizó en los factores que pueden llevar a una persona a contemplar el suicidio, enfatizando que estos varían según cada caso. Sin embargo, hizo hincapié en que la crianza tradicional en Paraguay, y en general en Latinoamérica, tiende a ser «deficiente en el manejo emocional», lo que genera dificultades en la regulación de las emociones y una menor tolerancia a la frustración.
Situaciones de conflicto familiar, rupturas sentimentales o problemas laborales son algunos de los detonantes que pueden empujar a una persona a considerar el suicidio como una salida. «Para que alguien llegue al punto de decir ‘ya no quiero seguir sufriendo’, es porque hay un proceso que se ha ido construyendo a lo largo del tiempo», afirmó Huber.
En conclusión, la experta reiteró la necesidad de intervenir oportunamente ante cualquier indicio de que una persona podría estar en riesgo. La prevención es clave, y acciones como escuchar, apoyar y, sobre todo, no subestimar las señales, pueden hacer la diferencia en salvar una vida.
