El líder opositor venezolano Edmundo González Urrutia ha denunciado el secuestro de su yerno, Rafael Tudares, ocurrido el 7 de enero en la ciudad de Caracas, en un contexto de creciente tensión política en el país. Según González, Tudares fue interceptado por un grupo armado mientras trasladaba a sus hijos al colegio, cuando hombres encapuchados y vestidos de negro lo subieron a una camioneta dorada con placa AA54E2C.
El suceso ha generado una gran preocupación tanto en Venezuela como a nivel internacional. González, quien se encuentra de gira por América, ha señalado que este secuestro es un acto más de represión por parte del régimen de Nicolás Maduro, que ha intensificado las persecuciones y amenazas contra sus opositores. El líder venezolano ha expresado su temor por la seguridad de su familia y ha hecho un llamado a la comunidad internacional para que intervenga en la situación.
«Es un acto de terrorismo de Estado. Mi yerno ha sido secuestrado simplemente por ser parte de mi círculo familiar», declaró González en un comunicado difundido a los medios.
Este secuestro se produce en un momento clave para la política venezolana, ya que el 10 de enero está prevista la toma de posesión de Nicolás Maduro para un nuevo mandato, que ha sido cuestionado por gran parte de la comunidad internacional debido a las denuncias de fraude electoral y violaciones a los derechos humanos. En este contexto, el régimen chavista ha puesto una recompensa de 100.000 dólares por la detención de González, quien ha sido señalado como uno de los principales opositores a la administración de Maduro.
Diversos organismos internacionales, entre ellos la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), han expresado su preocupación por el secuestro y por la creciente represión que se vive en Venezuela, señalando que la reelección de Maduro carece de legitimidad democrática. La CIDH ha denunciado públicamente la utilización del aparato estatal para amedrentar y callar a la oposición, y ha instado a las autoridades venezolanas a garantizar la seguridad de todos los ciudadanos, independientemente de sus posturas políticas.
Hasta el momento, no se han recibido más detalles sobre el paradero de Rafael Tudares. Las autoridades venezolanas no han emitido una respuesta oficial sobre el incidente. Mientras tanto, el entorno político de Venezuela sigue observando con atención la situación, temiendo que el secuestro de Tudares sea solo un reflejo de la escalada de violencia y represión que enfrenta la oposición.
Se espera que en las próximas horas se den más detalles sobre el caso y que la comunidad internacional continúe haciendo presión para esclarecer lo sucedido y exigir la liberación de los secuestrados.
Este caso pone de manifiesto la creciente crisis política y de derechos humanos en Venezuela, un país que sigue siendo escenario de tensiones internas que afectan directamente a la población y a los líderes opositores.
