En un acto de protesta, trabajadores brasileños, conocidos como paseros, han bloqueado el Puente Internacional de la Amistad, provocando un colapso total en la circulación entre Paraguay y Brasil. Desde las primeras horas de la mañana, la manifestación ha generado una situación de caos en el tránsito, afectando significativamente a Ciudad del Este.
Los paseros, que suelen transportar mercancías entre las dos naciones, se han plantado en el puente que conecta la ciudad paraguaya de Ciudad del Este con Foz de Iguazú en Brasil, protestando por lo que consideran controles excesivamente estrictos por parte de la Policía brasileña. Según informes, las autoridades brasileñas ahora exigen que todas las mercancías que cruzan desde Paraguay sean registradas, una medida que ha desencadenado la molestia de los trabajadores.
El bloqueo ha producido un embotellamiento masivo en el centro de Ciudad del Este, con cientos de vehículos y peatones atrapados en las filas. El impacto no solo se tiene sentido en el tráfico vehicular, sino también en las actividades comerciales y turísticas de la zona, conocida por su comercio activo entre ambos países.
La presencia de efectivos de la Policía brasileña y de la Armada Paraguaya fue crucial para manejar la situación. Después de intensas negociaciones que se extendieron más allá del mediodía, finalmente se logró liberar el tránsito alrededor de las 13:00 horas, permitiendo que el flujo de personas y vehículos volviera a la normalidad.
Este evento subraya las tensiones existentes en la gestión del comercio transfronterizo y los controles aduaneros, destacando la necesidad de un equilibrio entre la seguridad y la fluidez del comercio que ambos países dependen para su economía regional. Los paseros juegan un rol vital en esta cadena de suministro informal, y sus acciones reflejan las dificultades que enfrentan frente a políticas aduaneras cada vez más estrictas.
Las autoridades de ambos países deberán considerar cómo abordar estas manifestaciones para evitar futuros bloqueos, buscando soluciones que respeten tanto el comercio legítimo como la seguridad nacional. Mientras tanto, la vida en Ciudad del Este y Foz de Iguazú regresa lentamente a la normalidad, aunque con una lección clara sobre la fragilidad del intercambio económico en la frontera.
Fuente: ÚH
