EX MINISTRA DE LA SENAD ZULLY ROLÓN DENUNCIA AMENAZAS: ¿QUÉ LE DEJARON EN SU CASA?

La ex ministra de la Secretaría Nacional Antidroga (Senad), Zully Rolón, denunció recientemente haber recibido amenazas de muerte. Según reveló en un contacto con la radio Monumental 1080 AM, hace menos de un mes encontró en el jardín de su casa un mensaje inquietante: un puñal acompañado de una flor y dos monedas de G. 100. Este extraño hallazgo la motivó a realizar la denuncia ante la Policía, preocupada por la seguridad de su familia y la suya propia.

Aunque Rolón ha señalado que ha sido víctima de otras amenazas y «aprietes» en el pasado, esta última situación la llevó a tomar medidas concretas. «Las amenazas y aprietes que recibo no los denuncio públicamente, pero esta última vez tuve que hacer una denuncia en la comisaría local», manifestó la ex ministra.

Rolón, quien lideró la Senad durante el gobierno de Mario Abdo Benítez, aseguró estar consciente de los riesgos inherentes a su trabajo al frente de la lucha contra el crimen organizado y el narcotráfico. A pesar de la amenaza, se mostró confiada en la protección que el Estado le brinda. «Considero que estoy protegida por el Estado, pero igualmente estoy a merced de esta situación. Tengo que salir a trabajar, ser mamá y abuela», comentó.

En relación a su seguridad personal, recordó que en octubre de este año, por decisión de su sucesor Jalil Rachid, se le retiró la custodia, situación que la dejó vulnerable durante un corto período de tiempo. «Me pareció muy peligroso que me hayan dejado sin custodia, a merced del crimen organizado», expresó. Sin embargo, la situación fue rectificada, y actualmente cuenta con la custodia policial, en concordancia con la ley que la ampara.

Rolón también destacó que las amenazas van más allá de los simbolismos, señalando que las monedas de G. 100 dejadas en su jardín parecían un mensaje claro: «es muy fácil de liquidar». Frente a este tipo de intimidaciones, la ex ministra subrayó que sigue trabajando, pero no sin mantener precauciones.

Esta denuncia pone en evidencia los riesgos que enfrentan quienes se encuentran en la primera línea de combate contra el crimen organizado y las amenazas que persisten incluso después de haber dejado cargos de alto perfil en el gobierno.