Eulalio “Lalo” Gomes Batista, diputado y empresario paraguayo, cayó muerto en 2024 en un operativo policial en su casa.
La madrugada del 19 de agosto de 2024, en la casa de Eulalio “Lalo” Gomes Batista en Pedro Juan Caballero, una ciudad pegada a la frontera con Brasil, todo estaba en calma, pero no por mucho. Imaginate la escena: adentro, Gomes y su esposa, Joana Izabel Rodrigues Gomes, dormían en su cuarto. Afuera, un grupo de élite de la policía, con agentes de distintas fuerzas, esperaba en las sombras para entrar a lo bestia. Pocos minutos después, Gomes terminó baleado en un episodio que, casi un año después, sigue siendo un quilombo total.
Hay dos versiones que chocan de frente y nadie sabe cuál es la posta. Las pericias forenses, que parecen escritas por guionistas de telenovela, no ayudan: el abogado de la familia, Óscar Tuma, jura que la poli “ejecutó” a Gomes con al menos dos tiros a quemarropa; las autoridades, en cambio, dicen que él disparó primero y palmó en el tiroteo.
El operativo apuntaba a los secuaces de Jarvis Chimenes Pavão, un narco pesado de Sudamérica, en una investigación por lavado de guita y tráfico de drogas. A Gomes, un político y empresario de 67 años, y a su hijo, Alexandre Rodrigues Gomes, los habían imputado por lavado y asociación criminal justo antes de que la poli irrumpiera.
Los vínculos de los Gomes con gente turbia no eran novedad. En 2019, Última Hora sacó fotos de Alexandre posando con blanqueadores y narcos conocidos. Gomes ya venía siendo un personaje polémico, con rumores en la prensa brasileña que lo ligaban a capos narcos de la zona.
Aun así, que un operativo terminara con el diputado muerto dejó a todos boquiabiertos. Y nadie se esperaba que, meses después, el celular de Gomes destapara un supuesto esquema de manipulación judicial y encubrimiento político que, según ABC Color y Última Hora, salpica a legisladores, fiscales y jueces.
Los mensajes del teléfono muestran que Gomes tenía llegada a los tres poderes del Estado y hasta a las fuerzas armadas, pero la Fiscalía paraguaya no mueve un dedo para investigar. En uno de esos chats, de 2021, un vocero militar de la Fuerza de Tarea Conjunta (FTC) arregló con Gomes una entrevista en Record TV de Brasil, un canal “de derecha, amigo de Bolsonaro”, y le sopló qué decir para la campaña de las elecciones de 2023. Otro mensaje, de agosto de 2023, muestra a la fiscal Katia Uemura pidiéndole ayuda porque su marido estaba preso por lavado. Gomes, según parece, hizo de puente con alguien que pedía plata para “limpiarle” la imagen. En diciembre, ella le escribió: “Don Lalo, ni un narco tiene esa guita”.
Pese a las señales de alerta, la Fiscalía no investigó a Gomes hasta 2023. Esa demora pinta un panorama feo de inacción frente al crimen organizado y la corrupción. Cuando se les preguntó, la Fiscalía General dijo que “no tiene potestad para dar datos sensibles de causas abiertas”. O sea, nada.
Óscar Tuma, el abogado de la familia, admitió a Forbidden Stories que los mensajes son reales, pero tiró: “Si lo que se pedía era justo, ¿cuál es el drama de que el diputado haya querido ayudar?”.
EL FINAL ABRUPTO DE UN TIPO CON PODER
Gomes se mostraba como un ganador: fotos en su estancia con ropa de su marca “Salto Diamante”, codeándose con el expresidente Horacio Cartes o abrazando al actual presidente, Santiago Peña. Pero sus orígenes eran más humildes. Nacido en 1956 en Ponta Porã, Brasil, al ladito de Pedro Juan Caballero, ABC Color cuenta que vendía helados de pibe durante la dictadura de Stroessner (1954-1989). Con los años, especialmente como presidente de la Asociación Rural de Amambay (2014-2023), se convirtió en un empresario y político respetado.
Su familia tenía peso en instituciones clave: su hermana, Egidia Gomes, fue fiscal antidrogas; su primo, Hugo Derlis Batista, director de la Secretaría Nacional Antidrogas (SENAD); y su sobrina, Helga Lizany Solís Gomes, trabajó en el Ministerio Público y en la Cámara de Diputados.
Gomes se hizo fuerte en el negocio ganadero de Amambay, en Pedro Juan Caballero, la ciudad más violenta de Paraguay y un nido del crimen organizado. Ahí mismo, en 2020, mataron a balazos al periodista Lourenço “Leo” Veras, de Porã News, mientras cenaba con su familia. Chats filtrados, según ABC Color y Última Hora, muestran que Gomes habría movido hilos con una jueza para liberar a Waldemar Pereira Rivas, principal sospechoso del crimen. En un mensaje de 2021, la jueza Carmen Silva le dijo a Gomes que no quería que Pereira fuera juzgado en Asunción, donde el fiscal Marcelo Pecci “le iba a tirar 20 años”. Pecci, un crack contra la mafia, fue asesinado en Colombia en 2022.
Antes de meterse en la política nacional, Gomes alardeaba de sus contactos. En 2019, cuando un jefe policial fue tras el narco Antonio Joaquim da Mota, Gomes pidió que lo sacaran del cargo. “Nadie se mete con nosotros”, le escribió a da Mota en un mix de español y portugués. Menos de un mes después, el jefe y su segundo fueron reemplazados.
En 2024, Forbidden Stories fue a Pedro Juan Caballero y charló con periodistas locales. “Se dice que su fortuna no viene de las vacas, sino del narco”, comentó uno.
El operativo que mató a Gomes fue autorizado por el juez Osmar Legal, que trabaja en casos de crimen organizado. Justo antes, el Ministerio Público imputó a Gomes y su hijo por “lavado de guita del narcotráfico” ligado a Pavão. La operación también fue por Alexandre, que ahora enfrenta cargos por tráfico y lavado.
Los detalles del operativo son un lío. La versión oficial dice que la Fuerza de Operaciones Policiales Especiales (FOPE) entró primero, seguida por la Unidad de Investigación Sensible (SIU). Un agente se identificó, anunció el allanamiento y se acercó a la puerta cerrada del cuarto principal, desde donde, según ellos, alguien disparó. Un policía respondió con cinco tiros. Tuma insiste en que Gomes no disparó y fue “ejecutado”. Gomes murió por las heridas, dejando un montón de preguntas sin respuesta.
Alexandre escapó en el momento, pero se entregó al día siguiente, pensando que era un intento de secuestro, según Tuma. El 4 de diciembre de 2024, el Ministerio Público lo señaló como parte de una red narco que operó entre 2019 y 2020.
AÑOS DE MIRAR PARA OTRO LADO
El fiscal general, Emiliano Rolón Fernández, dijo que investigaban a Gomes desde 2023, pero hay pruebas de alertas previas. En 2017, el empresario Emilio Pistilli Farilla y el banco BBVA denunciaron movimientos raros. En 2021, la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) y SEPRELAD reportaron que unos 4 millones de dólares pasaron por las cuentas de Gomes entre 2017 y 2020. En 2022, un día antes del asesinato de Pecci, Paraguay pidió a Brasil datos sobre Gomes y su hijo en una investigación narco. Sin embargo, no hubo investigación formal hasta 2023.
Un informe de BBVA de 2017 encontró transferencias entre Gomes, su hijo y la empresa Country P.J.C. Business S.A., vinculada al narco Luiz Carlos da Rocha, alias “Cabeça Branca”. Todo eso, facilitado por Claudia Andrea Cuevas, descrita por ABC Color como el “cerebro” financiero de Gomes. Aunque denunciaron a Cuevas en 2019, no la condenaron hasta diciembre de 2024. Chats filtrados sugieren que Gomes frenó el caso.
“Cuando Lalo llegó al Parlamento, dije que el PCC había entrado al poder”, contó Juan Martens de INECIP-Py a Forbidden Stories. El juez Legal, que ahora anda con custodia por su laburo, remató: “Los chats lo dicen todo. Él sabía cómo cubrirse”.

Fuente: ABC