Por Redacción Studio Noticias
En una reciente entrevista en el programa Studio Noticias, el senador Eduardo Nakayama abordó un tema crucial para el futuro de Paraguay: el déficit energético que el país enfrentará en la próxima década y la posibilidad de incorporar la energía nuclear como una solución viable. Con un tono didáctico y visionario, el legislador explicó por qué es urgente iniciar un debate serio sobre este tipo de energía, desmitificando prejuicios y destacando su potencial para garantizar un suministro constante y sostenible.
Un déficit energético inminente
Según Nakayama, los excedentes energéticos de las represas de Itaipú y Yacyretá, que actualmente se exportan a Brasil y Argentina, se agotarán entre 2030 y 2032 debido al creciente consumo interno. A pesar de iniciativas como la ley de pequeñas centrales hidroeléctricas aprobada el año pasado, las posibilidades de nuevas represas son limitadas. El río Paraná, el más caudaloso del país, ya está ocupado por estas dos mega represas, y el río Paraguay no es apto para represar debido a su importancia para el comercio fluvial y la falta de accidentes geográficos adecuados.
Otras alternativas, como la energía eólica o solar, no parecen suficientes. “La instalación de paneles solares en el Chaco o la generación eólica no tienen la capacidad de generación necesaria para competir con una central nuclear, que ofrece una potencia constante de base”, afirmó Nakayama. Aunque estas fuentes renovables son valiosas, su aporte sería limitado frente a la demanda futura, especialmente con el aumento del uso de dispositivos electrónicos y tecnologías como la inteligencia artificial, que requieren grandes cantidades de energía.
Energía nuclear: Una solución pacífica y probada
El senador fue enfático al diferenciar entre el uso de la energía nuclear con fines pacíficos y su aplicación militar. “Paraguay no tiene ninguna intención de desarrollar armas nucleares. Somos un país que firmó su último protocolo de paz hace 90 años y no busca conflictos”, aclaró. En cambio, propuso mirar ejemplos exitosos como el de Francia, que tras la Segunda Guerra Mundial desarrolló un programa nuclear que hoy la posiciona como líder mundial en eficiencia energética, con una empresa estatal de electricidad que opera en gran medida con energía atómica.
Más cerca, Nakayama destacó el caso de Argentina, que ha desarrollado un programa de generación nuclear con pequeñas y medianas centrales que abastecen a millones de habitantes e incluso exportan tecnología a países como Canadá. “La energía nuclear ya no es experimental. Desde 1945 ha tenido un desarrollo extraordinario y se puede manejar con seguridad”, afirmó, subrayando que los riesgos asociados, como la radiación, pueden mitigarse con tecnología moderna y regulaciones estrictas.
Lecciones del pasado y visión a futuro
El legislador también reflexionó sobre los errores históricos en la gestión de los recursos energéticos paraguayos. Recordó cómo, tras la construcción de Itaipú, no se priorizó el desarrollo interno, con líneas de transmisión dirigidas principalmente a São Paulo y Buenos Aires en lugar de a Asunción. “Hemos exportado nuestro commodity a precio de banana por negociadores que no pensaron en el desarrollo del país”, lamentó. Este precedente, según Nakayama, obliga a Paraguay a planificar con visión de largo plazo y evitar repetir los errores del pasado.
La construcción de una central nuclear no es un proyecto a corto plazo. “Requiere al menos 10 años de planificación y desarrollo, pero es una inversión que compensa”, aseguró. Comparó esta iniciativa con la construcción de Itaipú, que en su momento también generó dudas, pero que transformó la matriz energética del país. Una central nuclear podría no solo satisfacer la demanda interna, sino también generar excedentes para exportar a precios de mercado, beneficiando la economía nacional.
Políticas de Estado y mentalidad abierta
Nakayama enfatizó que la discusión sobre la energía nuclear debe trascender los gobiernos y convertirse en una política de Estado. “No tenemos muchas cartas para jugar. No podemos represar más ríos, y la energía solar o eólica, aunque importantes, no son suficientes para la escala que necesitamos”, señaló. También abogó por actualizar el marco legal para fomentar la generación de energía particular, como la instalación de paneles solares en hogares, con medidores bidireccionales que permitan a los ciudadanos inyectar excedentes a la red y reducir sus costos.
El senador instó a dejar atrás los prejuicios sobre la energía nuclear, asociados erróneamente solo con conflictos bélicos. “El consumo energético va en aumento. Hoy todos dependemos de enchufes para nuestros celulares, computadoras e incluso para procesar datos en la nube con inteligencia artificial. Necesitamos empezar a ver la energía nuclear con menos miedo y más visión”, concluyó.
Un debate impostergable
La propuesta de Nakayama plantea un desafío para Paraguay: abrir un debate informado y estratégico sobre la energía nuclear como pilar de su desarrollo futuro. Con un mundo cada vez más dependiente de la electricidad y un país que no puede seguir confiando exclusivamente en sus represas, la energía nuclear aparece como una alternativa audaz pero necesaria. La pregunta ahora es si Paraguay estará listo para asumir este reto y planificar con la seriedad que el futuro energético demanda.
