FEDERICO SANTORO, EL «CAPITÁN» DEL LAVADO DE DINERO, CONDENADO A 15 AÑOS EN ESTADOS UNIDOS

Federico Ezequiel Santoro Vassallo, conocido como «Capitán», fue sentenciado a 15 años de prisión en Estados Unidos tras declararse culpable de participar en una sofisticada red de lavado de dinero vinculada al narcotráfico. Extraditado desde Paraguay en julio de 2024, Santoro era considerado un colaborador clave del prófugo uruguayo Sebastián Marset, uno de los narcotraficantes más buscados de América del Sur.

Según documentos judiciales, Santoro desempeñó un rol central en el blanqueo de millones de dólares provenientes del tráfico de cocaína, operando como un enlace crucial entre organizaciones criminales y sistemas financieros internacionales. En un período de menos de cinco meses, el uruguayo facilitó el movimiento de más de 11 millones de dólares a través de bancos estadounidenses, utilizando una compleja red de empresas fachada y facturación falsa para evadir los controles anti-lavado. Como compensación, Santoro recibía un porcentaje de los fondos ilícitos que lograba blanquear.

Las autoridades estadounidenses destacaron que Santoro no solo gestionaba estas operaciones, sino que también recurrió a amenazas de violencia para proteger sus actividades y garantizar el flujo de dinero. Su arresto en 2023, en el marco de la «Operación A Ultranza Py» –la mayor investigación contra el crimen organizado en Paraguay–, marcó un hito en la lucha contra las redes transnacionales de narcotráfico. Esta operación, apoyada por el Departamento de Justicia de EE.UU. y la DEA, permitió desmantelar parte de la estructura financiera que sostenía las actividades delictivas de Marset.

UNA SENTENCIA CON MENSAJE

El tribunal estadounidense, además de imponer la condena de 15 años, dictó una orden de decomiso por un monto de $11,537,860.47, reflejando la magnitud de las operaciones ilícitas dirigidas por Santoro. La sentencia envía un mensaje contundente a las redes de lavado de dinero que operan a nivel global, subrayando la determinación de las autoridades para perseguir a quienes facilitan el flujo de capitales provenientes del narcotráfico.

«Santoro era una pieza clave en el engranaje financiero del narcotráfico. Su condena demuestra que nadie está fuera del alcance de la justicia», afirmó Erik S. Siebert, fiscal del Distrito Este de Virginia, en un comunicado. La extradición de Santoro fue posible gracias a la colaboración entre las autoridades paraguayas y el Departamento de Justicia de EE.UU., destacando la importancia de la cooperación internacional en la lucha contra el crimen organizado.

EL ENTRAMADO DE MARSET

Federico Santoro, de 44 años, era un cercano aliado de Sebastián Marset, un narcotraficante uruguayo acusado de coordinar el envío de toneladas de cocaína desde Sudamérica a Europa. Marset, quien permanece prófugo, lideraba una red que operaba en países como Paraguay, Bolivia, Uruguay, Brasil y varios destinos europeos. Santoro, según las autoridades, no solo se encargaba de lavar dinero, sino que también asesoraba a Marset sobre estrategias para ocultar sus ganancias ilícitas, utilizando frentes como empresas de vehículos de lujo y equipos de fútbol profesional.

La red de Marset ha sido golpeada en los últimos años con la captura de varios de sus colaboradores, incluyendo a Santoro y otros miembros de su círculo cercano. Sin embargo, el líder de la organización continúa eludiendo a las autoridades, con su paradero actual desconocido. El Departamento de Estado de EE.UU. ofrece una recompensa de hasta 2 millones de dólares por información que conduzca a su captura.

DESAFÍOS EN LA LUCHA CONTRA EL LAVADO

El caso de Santoro pone de manifiesto las dificultades que enfrentan los sistemas financieros globales para detectar y prevenir el lavado de dinero. Según expertos, las redes de narcotráfico aprovechan las vulnerabilidades de los bancos, utilizando estructuras complejas para mover fondos ilícitos. Alba González Rolón, exjueza paraguaya y experta en crimen organizado, señaló que «la interferencia política en las instituciones encargadas de hacer cumplir las leyes contra el lavado de dinero sigue siendo un obstáculo significativo en Paraguay y otros países de la región».

A pesar de los avances, como la creación de tribunales especializados en delitos financieros en Paraguay, los expertos insisten en la necesidad de implementar tecnologías más avanzadas y regulaciones más estrictas para monitorear las transacciones financieras en tiempo real. «Los bancos no están suficientemente equipados para enfrentar redes de lavado tan sofisticadas», afirmó González, quien aboga por una mayor cooperación internacional y sistemas de verificación cruzada.

UN GOLPE AL CRIMEN TRANSNACIONAL

La condena de Santoro representa un paso importante en la desarticulación de las redes financieras que sostienen el narcotráfico internacional. Sin embargo, mientras figuras como Marset permanezcan prófugas, el desafío persiste. Las autoridades estadounidenses y paraguayas han reafirmado su compromiso de trabajar conjuntamente para desmantelar estas organizaciones, que no solo alimentan el tráfico de drogas, sino que también generan violencia y corrupción en múltiples países.

El caso de Santoro, según analistas, es un recordatorio de que el lavado de dinero es el «combustible» que mantiene vivas a estas redes criminales. Mientras los esfuerzos internacionales se intensifican, la pregunta sigue siendo: ¿podrán las autoridades capturar a los líderes que aún operan desde las sombras?

Fuentes: Departamento de Justicia de EE.UU., OCCRP, InSight Crime