El rey Carlos III del Reino Unido tomó una decisión histórica al despojar a su hermano, el príncipe Andrés, de todos sus títulos reales y privilegios, además de ordenar su desalojo inmediato de la residencia Royal Lodge, situada en los terrenos del Castillo de Windsor.
Según confirmó este jueves el Palacio de Buckingham, el monarca consideró estas medidas como “censuras necesarias”, pese a que Andrés continúa negando las acusaciones en su contra relacionadas con el escándalo del empresario estadounidense Jeffrey Epstein, condenado por delitos sexuales.
A partir de ahora, el exduque de York será conocido únicamente como Andrew Mountbatten Windsor, perdiendo así cualquier tratamiento o prerrogativa vinculada a la familia real.
Esta decisión representa el golpe más duro dentro de la monarquía británica en décadas, y busca cerrar un capítulo que ha afectado gravemente la imagen pública de la institución. Fuentes cercanas al Palacio describieron la medida como indispensable para “proteger la integridad y reputación de la Corona”.
El origen de la caída del príncipe Andrés se encuentra en su asociación prolongada con Jeffrey Epstein, el financista estadounidense condenado por delitos de tráfico sexual de menores, quien falleció por suicidio en 2019 mientras esperaba juicio.
Documentos judiciales y evidencias fotográficas han demostrado que Andrés visitó en repetidas ocasiones la residencia de Epstein en Nueva York y su isla privada en las Islas Vírgenes, lugares donde se presume ocurrieron abusos sistemáticos. El príncipe Andrés, de 65 años, ha estado involucrado durante más de quince años en controversias derivadas de su amistad con Epstein.
El escándalo tomó nueva fuerza tras la publicación de las memorias de Virginia Giuffre, quien afirmó haber sido víctima de abuso sexual por parte del entonces príncipe cuando era menor de edad, acusaciones que él ha rechazado rotundamente.
