Creer que estamos castigados por quedarnos en casa nos condena a la frustración. Entender en cambio que ayudamos a evitar la propagación del virus y que saber todos estamos igualmente expuestos, sin importar clase social, hace que esto cobre un sentido. Esta y otras reflexiones compartió con sus alumnos adolescentes un profesor de filosofía, quien en contacto con HOY trasladó a la actualidad el razonamiento de históricos pensadores.

Sergio Calleja es profesor de filosofía en el Colegio Marista Nuestra Señora de la Fuencisla en Segovia, España y en los últimos días su nombre cobró notoriedad mundial a raíz de una carta que envió a sus alumnos sobre el rol que cumplían en este tiempo de confinamiento y lo difícil que resulta a esa edad mantenerse en el encierro.
Desde Hoy Digital conversamos con él y decidimos abarcar no solo el significado y el sacrificio de un sector de la población, sino el de toda persona más allá del rango de edad.
La esencia de la filosofía está en el pensamiento y precisamente por eso esta cuarentena sanitaria otorga un tiempo privilegiado de pausa y de quietud para conocernos a nosotros mismos y profundizar en nuestro interior.
“Hoy las grandes lecciones no están en los libros, ni vienen de la mano de un profesor, ni se pueden buscar en internet, las grandes lecciones están en la vida, en la propia historia, en el momento histórico y único que estamos viviendo”, comentó Calleja.
Consideró que será un periodo propicio para aprender a vivir con menos cosas, a ser solidarios, a entender en qué consiste ser libres, a valorar la familia, a comprender que nos necesitamos entre sí y que todos podemos aportar algo.
“La vida humana es finita ¡nos creíamos inmortales! y ahora nos damos cuenta de que somos mortales, el virus no entiende de países, de fronteras, de clases sociales, de posiciones económicas, el virus nos ha igualado a todos como seres humanos”, reflexionó el profesor.
EL SENTIDO DEL ENCIERRO
Quedarnos en casa no debe ser visto como una condena y tener paciencia tampoco puede ser una obligación o imposición, de lo contrario, estaríamos sentenciados a la frustración y a la infelicidad.
“Nos tenemos que quedar encerrados en casa para evitar la expansión del virus y si lo pensamos así, nuestro encierro cobra sentido y nos convierte en mejores personas.
El maestro resaltó que el confinamiento es una forma de comprometernos con el mundo y curarlo de esta pandemia. Aclaró que por supuesto, es natural llorar, pues somos humanos y las lágrimas nos hacen crecer, pero auguró que saldremos más fortalecidos.

Calleja trajo a colación la frase del filósofo Nietzsche: “Quien tiene un por qué vivir es capaz de soportar cualquier cómo”.Mientras la ciencia responde ¿cómo ha surgido el virus? ¿Cómo se contagia? ¿Cómo actúa? ¿Cómo tendrá que ser la vacuna?, a la filosofía se sitúa en el plano y en la dimensión del “porqué”, no del cómo.
EL ADOLESCENTE DURANTE EL CONFINAMIENTO
Si bien para nadie es fácil permanecer en el encierro, todavía menos para un adolescente, quien por las características propias de la edad, tiene ganas de comerse el mundo y tener nuevas experiencias.

Para el profesor Sergio, este es el momento de que el adolescente sea responsable, autogestione su tiempo, continúe con su plan de estudio, pero sin agobiarse, ni caer en la apatía e inanidad.
“Creo firmemente que lo que va a aprender estos días encerrado en su casa no se le olvidará jamás, lo que hubiera aprendido en la escuela se le hubiera olvidado en cuatro meses”, opinó.
LA TEORÍA DE PLATÓN, ADAPTADA A LA PANDEMIA DEL CORONAVIRUS
El profesor comparó la pandemia del Covid-19 con la teoría de Platón sobre la realidad con el Mito de la Caverna.
Platón afirmaba que este mundo no es la auténtica realidad y que los seres humanos somos prisioneros en una caverna, que aceptamos este mundo como la auténtica realidad porque es el único que hemos visto siempre, pero esto no es así y nos convierte en ignorantes.
“En este confinamiento nuestros hogares se están convirtiendo en nuestras auténticas cavernas. Cuando salgamos de ellas nos encontraremos con otra realidad, no sé si la verdadera, pero será otra, más auténtica, más buena, más bella, más real. Volveremos a mirar y disfrutar de lo de antes, pero de manera diferente”, expresó Calleja.
También hizo un paralelismo con el estoicismo, que defiende que la felicidad consiste en no vivir con miedo, ni dejarnos dominar por nuestras pasiones e instintos, sino vivir desde la moderación y el equilibrio.
Fuente: HOY