Han encontrado unos utensilios de cocina de 2.700 años de antigüedad con evidencia de ciertas comidas.
La estepa oriental o mongola alberga grandes manadas de gacelas y antílopes y también ha sido hogar de humanos durante al menos 45.000 años. Ahora, un equipo de arqueólogos de la Universidad de Basilea en colaboración con científicos del Instituto Max Planck de Geoantropología de Jena y del Museo Nacional de Mongolia, ha encontrado por accidente una serie de calderos de metal antiguos de la Edad de Bronce, que datan de hace 2.750 años exactamente -según la datación por radiocarbono- y que han aportado evidencia de lo que comían y cómo lo comían los antiguos habitantes de la estepa de Mongolia. Entre otras cosas, sabían preparar morcilla a base de la sangre de rumiantes como ovejas y cabras.
«Diversos relatos históricos de los habitantes de las estepas afirman que bebían sangre con regularidad», aclara Bryan Miller de la Universidad de Michigan, EE. UU., y coautor del estudio.
Hasta ahora no estaba claro para qué se utilizaban
Así lo atestiguan los restos de los calderos, que se habrían utilizado para recolectar sangre de animales y, probablemente, luego fue procesada en salchichas parecidas a la actual morcilla, que siguen gustando a muchas personas alrededor del mundo a día de hoy. El análisis de las proteínas de de los calderos utilizados por los pueblos nómadas en la actual Mongolia indica precisamente este fin tanto para hacer salchichas -una práctica que tiene paralelos culinarios modernos en Mongolia-, como para hacer fermentar leche de yak (estos calderos contenían evidencia de sangre de oveja y cabra, así como leche de yak).
Los calderos de este estudio fueron descubiertos por primera vez bajo tierra, entre otros artefactos, por un grupo de pastores en el norte de Mongolia. Los nuevos hallazgos demostraron el uso de estos calderos de la Edad de Bronce, que hasta ahora era ambiguo.
«Nuestro análisis subraya las notables propiedades conservantes de los materiales de bronce, que sirven como custodios de la conservación de proteínas y otras moléculas orgánicas», dice el arqueólogo biomolecular Shevan Wilkin de la Universidad de Basilea en Suiza. «Estas revelaciones permiten vislumbrar las tradiciones gastronómicas y las preferencias dietéticas de los nómadas de la Edad del Bronce, arrojando luz sobre las diversas metodologías culinarias practicadas por las civilizaciones antiguas».
Respecto a los restos o trazas de leche, la leche de yak podría haber sido fermentada en los calderos para conservarla en forma de yogur, o podría haber sido un ingrediente en la producción de embutidos, comentan los expertos. Hasta ahora, la evidencia de leche de yak en arqueología sólo se ha visto en el sitio del Imperio Mongol/Dinastía Yuan (1300-1500 d.C.), de aproximadamente 600 años de antigüedad.
Los investigadores determinan que estos recipientes de bronce podrían ser una fuente aún no aprovechada para estudiar las civilizaciones antiguas, debido a que el metal cuenta con propiedades antibacterianas que permiten la conservación de materiales orgánicos a lo largo de milenios.
En investigaciones futuras, el equipo tiene la intención de analizar más residuos provenientes de distintos recipientes, regiones y épocas. Esto podría proporcionar una comprensión más profunda de las innumerables maneras en que las personas de diversas áreas obtenían alimentos de las plantas y especies animales disponibles para ellas.
Fuente: MUY Interesante