LA VIDA EN LAS PENITENCIARÍAS DE MUJERES: UNA VISIÓN DESDE DENTRO CON ANA DINA CORONEL

En una reciente entrevista, la ex directora del Centro Penitenciario Casa del Buen Pastor y ex coordinadora general de establecimientos penitenciarios de mujeres, la abogada Ana Dina Coronel, compartió su experiencia sobre las condiciones que enfrentan las mujeres privadas de libertad en Paraguay. Coronel destacó la problemática del sistema judicial, donde el exceso de prisión preventiva es una de las principales deudas pendientes, mencionando casos de mujeres que han pasado hasta cuatro años encarceladas para luego ser sobreseídas.

Coronel también reflexionó sobre cómo la pandemia permitió a la sociedad experimentar una sensación similar a la privación de libertad, ya que la imposibilidad de salir de sus hogares generó un impacto psicológico comparable al daño que sufren quienes están en prisión. Este daño es aún más profundo en personas inocentes o con enfermedades mentales, quienes deberían estar en centros especializados en lugar de instituciones penitenciarias.

Entrevista

Otro de los problemas señalados por la exdirectora es la convivencia con personas adictas y la constante presencia de violencia y torturas dentro de las penitenciarías, tanto entre internos como por parte de algunos funcionarios. Aunque destacó que hay funcionarios que cumplen su labor respetando los derechos humanos, reconoció que en algunos casos «se les va la mano» y terminan actuando en contra de lo que debería ser su deber.

Durante la entrevista, Coronel también habló sobre figuras emblemáticas que pasaron por el Buen Pastor, como Moria Casán, cuyo paso fue un verdadero asedio mediático, y Carmen Villalba, con quien tuvo enfrentamientos debido a la influencia que la líder del EPP ejercía sobre las internas y sus continuos reclamos sobre los derechos humanos.

Finalmente, Ana Dina Coronel subrayó la delicadeza del manejo en las cárceles de mujeres, recordando que la Ley 5777 contra la violencia hacia las mujeres prohíbe cualquier tipo de maltrato, incluso por parte del Estado, y que en estos centros también se encuentran niños que viven con sus madres privadas de libertad, lo que añade una complejidad adicional a la gestión penitenciaria.