Con la llegada de noviembre y diciembre, muchas personas comienzan a experimentar una sensación de agotamiento emocional y estrés acumulado. Según la psicóloga Mgtr. Lucila Servián, esta etapa del año representa un tiempo de cierre, de balances y de alta carga emocional, donde convergen el cansancio laboral, las preocupaciones económicas y las expectativas personales.
“El estrés es como una presión constante que el ser humano ejerce sobre sí mismo. Es una respuesta de adaptación ante las presiones diarias”, explicó Servián, quien comparó este fenómeno con los tensores del puente San Roque González: estructuras que soportan peso, se mueven, pero resisten.
Durante la entrevista, Servián estuvo acompañada por la estudiante de Psicología Emma Centurión, quien aportó su visión sobre las emociones mezcladas que surgen en esta época: “El fin de año trae cansancio, balances personales, exámenes y presiones familiares. Todo eso genera una carga constante”, afirmó.
La Magíster destacó la importancia de la inteligencia emocional como herramienta fundamental para manejar el estrés. “Podemos ser intelectualmente brillantes, pero si no tenemos inteligencia emocional, no sabemos cómo reaccionar ante las frustraciones”, indicó. Según explicó, esta capacidad incluye la autorregulación, la empatía, la motivación y el autoconocimiento.
Asimismo, Servián remarcó que la salud mental y la salud física están profundamente conectadas, por lo que recomendó mantener una buena hidratación, una alimentación equilibrada, realizar actividad física regular y dormir adecuadamente. “Caminar no cuesta nada, y sin embargo la gente no lo hace. Es un hábito simple que ayuda a liberar tensiones”, señaló.
Otra de las claves que mencionó fue vivir el presente, sin quedar atrapados por los problemas del pasado ni por las preocupaciones del futuro. “Hoy es problema, pero mañana puede ser solución. No podemos vivir solo en función de la plata o del trabajo; hay otras áreas de la vida igual de importantes”, reflexionó.
De cara a las fiestas de fin de año, la psicóloga recomendó realizar un ‘cierre emocional y simbólico’: limpiar el hogar, donar lo que ya no se usa, y reconocer los propios logros. “Nos enfocamos mucho en lo negativo y olvidamos ver todo lo bueno que sí pasó. Hay que felicitarse por lo conseguido, por haber llegado hasta aquí con salud y con vida”, expresó.
Finalmente, Servián invitó a las personas a establecer prioridades y practicar la autocompasión. “A veces ponemos a todos antes que a nosotros mismos. Es momento de revisar nuestra escala de prioridades: primero debemos estar bien nosotros, para poder sostener a los demás”, concluyó.














